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La razón principal por la que hacer dieta no funciona

La mayoría de las personas hacen dietas para perder peso.

Por eso no adelgazan.

Después de muchos intentos de quitarse “esos kilitos de más”, muchas personas llegan a mi Instagram o la newsletter con esa misma idea.

Pero poco a poco se van dando cuenta de que eso sólo es la punta del iceberg.

Que debajo de la pérdida de peso hay mucho más.

Por eso, cuando ponen en marcha el estilo de alimentación antiinflamatorio que propongo en Salud Poderosa, perder peso se convierte en secundario.

Hay poderos@s que reconocen que, tras 6 o 7 meses dentro de la comunidad, lo de perder peso ya no les obsesiona, y que aunque han perdido menos kilos que los que querían, se sienten fenomenal así.

Y otros pierden incluso más peso del que esperaban.

En cualquier caso, perder peso es una consecuencia.

Cuando deja de ser el objetivo que persigues con ansiedad, es más sencillo de conseguir.

Como disfrutas con la comida y no pasas hambre, al no tener que luchar con las restricciones, tienes mejor humor.

Este mejor humor te permite escucharte mejor, y darte cuenta de cómo te estás tratando.

A nivel mental, físico y emocional.

Al darte cuenta de cómo te tratas, comienzas a implementar cambios.

Y al implementar cambios, avanzas.

Avanzas hacia una nueva forma de ver la comida.

Dejas de sentir ansiedad por los carbohidratos, los fritos, el azúcar o las guarrerías.

OJO, que yo NO te las prohibo.

Porque prohibir es parte del problema…

Después de meses, aprenderás a elegir.

A elegir entre comer lo que te sienta bien y lo que te sienta mal.

Conviertes la alimentación emocional en tu aliada; sabes que cuando aparece, es que algo está desordenado dentro de ti.

Y te paras y te escuchas y NO tratas de taparlo con guarrerías.

O tal vez SÍ.

Tal vez lo tapas comiendo guarrerías.

Pero lo aceptas, te reconoces humana y no te mortificas por ello.

Sabes que la próxima vez lo harás mejor.

Y ya está.

Estar en paz contigo mism@ es lo que te permite controlar tus impulsos por la “comida” perjudicial para ti.

Esto a su vez te permite tener más a raya el estrés.

Te sientes con energía, con ganas de moverte, de hacer.

Te sientes desinflamada y ganas en autoconfianza, control, responsabilidad, autonomía en tu nutrición y libertad en tus decisiones.

Todo eso es posible simplemente cambiando tu forma de comer.

Realizando una alimentación antiinflamatoria.

Un abrazo,
Susana Pacheco